Clase 21 de Karate tradicional: el combate real


Kungfu luz de luna

El combate real

Se entiende por combate real, en contraposición al combate deportivo, el combate que se puede desarrollar en cualquier momento y lugar, sin ningún tipo de reglas, y en el que está en juego la autodefensa o la defensa de otras personas. También se le denomina combate o pelea callejera.

En karate, como sostuvo Gichin Funakoshi, no existen técnicas ofensivas, sino defensivas, por tanto, se llega (o se debería llegar) al combate real por una agresión externa.

El verdadero espíritu del Karate está en no provocar peleas y rehuir de ellas, como claramente dijo Gichi Funakoshi en su libro Karate-Do. Mi camino:

Finalmente decidimos que era tiempo de volver a casa y comenzamos a caminar a través del sendero entre los árboles. La luna estaba cubierta por una densa niebla y los jóvenes llevaban linternas para alumbrar  el camino del maestro. Repentinamente, el hombre que había estado liderando la reunión exclamó que apagásemos las linternas. Nosotros lo hicimos pensando que podíamos ser atacados. El número de nuestros agresores parecía ser el mismo que el nuestro, así que desde ese punto de vista estábamos iguales, peroaunque nuestros agresores supieran karate, estaban destinados a una ignominiosa derrota. Estaba tan oscuro que no podíamos ver ninguna cara. 
Yo me dirigí hacia Itosu para que me diese instrucciones, pero todo lo que dijo fue “¡Manténganse de espaldas a la luna! ¡De espaldas a la luna!” Yo quedé bastante sorprendido porque había pensado que nuestro maestro nos iba a permitir poner en práctica nuestro karate y por supuesto todos estábamos más que listos para caer sobre esa banda de rufianes. Pero Itosu nos decía simplemente que nos pusiéramos de espaldas a la luna! Esto parecía no tener sentido. 
Después de unos minutos él murmuró en mis oídos, “¿Funakoshi, porqué no va usted a hablar con ellos? En el fondo no deben ser malos hombres y si les dice que yo soy uno de los integrantes del grupo podría solucionar la diferencia”. 
Yo seguí las instrucciones y comencé a caminar hacia la banda. “Uno de ellos viene hacia acá” escuché que alguien decía. “Uno de ellos viene hacía acá. Preparémonos”. La atmosfera parecía la de los momentos antes de comenzar una gran batalla. 
A medida que me acercaba a ellos pude observar que nuestros posibles asaltantes tenían cubiertas sus caras con pañuelos, así que era imposible identificarlos. De acuerdo a las instrucciones les dije cortésmente que el Maestro Itosu era uno de nuestro grupo y que nosotros éramos todos sus todos sus estudiantes. “Quizás” agregué tranquilamente, “esto se trata de un error”. 
“¿Itosu? ¿Quién es él?” Gruñó uno de los bandidos. “Nunca escuché de él”. 
Otro, viendo lo bajo que era yo, gritó “¡Hey, usted es exactamente un chico! ¿Qué está haciendo, metiendo la nariz en los asuntos de hombres? 
¡Váyase de este lugar!” Y luego me agarró del pecho. 
Yo bajé mis caderas en una posición de karate. Pero en ese momento escuché la voz de Itosu, “¡No pelee, Funakoshi! Escuche lo que ellos tienen que decir. Hable con ellos”. 
“Bien” le dije al hombre, “¿qué tienen contra nosotros? ¡Explíqueme!” 
Antes de que ninguno tuviese oportunidad de reaccionar, fuimos rodeados por un grupo de hombres que obviamente habían bebido y que ahora cantaban ruidosamente como yendo camino a casa. Cuando se acercaron lo suficiente se dieron cuenta que había una posible pelea y comenzaron a gritar alegremente con la perspectiva de ver una pelea sangrienta. Pero luego uno de ellos reconoció a nuestro líder. 
“¡Usted es el Maestro Itosu!” Gritó. “¿No es cierto? ¡Por supuesto que es! ¿Cuál es el problema?” Luego se volvió a los bandidos que nos querían atacar. “Son ustedes locos” les dijo. “¿No conocen a esta gente? Este es Itosu, el maestro de karate con sus estudiantes. Diez o aún veinte de ustedes no podrían vencerlos. ¡Mejor que se disculpen y se vayan rápidamente!” 
No hubo disculpas pero los bandidos se miraron entre ellos por un momento y luego desaparecieron silenciosamente. Luego Itosu nos dio otra orden que nos pareció misteriosa. En lugar de seguir por el camino que íbamos nos ordenó retroceder y tomar un camino más largo hacia Shuri. Hasta que llegamos a su casa no dijo una palabra y luego nos hizo prometer no hablar de ello. 
“Ustedes hicieron un buen trabajo esta noche, muchachos” dijo. “No tengo dudas que ustedes se superaron como karatecas. Pero no digan una palabra a nadie sobre lo que pasó esta noche! A nadie, entendieron?” 
Mas tarde supe que los integrantes de la banda fueron tímidamente a la casa de Itosu para disculparse. Sucedió que los hombres que habíamos pensado eran criminales o ladrones, eran en realidad “sanka”, o sea los hombres que trabajaban en la villa donde se destila un muy fuerte licor okinawense llamado “awamori”. Ellos simplemente estaban buscando pelea, ya que eran pobladores violentos, orgullosos de su fuerza física, y nos habían elegido esa noche a nosotros pera probar su valentía. Fue después de saber esto que entendí que hábil había sido el maestro al ordenarnos retornar a Shuri por distinto camino, evitando cualquier posible encuentro. En esto, pienso, yace el significado del karate. Mis  mejillas se pusieron calientes y rojas al hacer eso pero para Itosu yo hubiera usado mi destreza y mi fuerza contra hombres no entrenados.
Esto es válido para la inmensa mayoría de las ocasiones, pero hay veces en que es imposible, como por ejemplo si nos encontramos con auténticos criminales dispuestos a todo.

Como afirma el maestro Bruno Orozco, las situaciones pueden ser las siguientes:

- Riña callejera

- Asalto

- Privación de libertad

- Homicidio

A veces se dan situaciones en las que se llega a la pelea por discusiones que no llevan a ningún sitio, como las riñas de tráfico, en las que intervienen frecuentemente el estrés y los nervios. Es absurdo pelearse por algo que en la mayor parte de las veces (salvo accidentes o víctimas) carece de importancia alguna. Es importante ser consciente de esto.



Miedo a pelear

Hay gente muy cobarde que se suele meter con personas a las que cree que puede intimidar o vencer. El objetivo de un artista marcial debe ser siempre evitar la pelea, pero hay veces que haciéndolo se da la sensación de que se tiene miedo o se es débil, cosa que envalentona todavía más a los cobardes. Hay ocasiones que si se muestra firmeza y seguridad, es el cobarde al final el que termina rehuyendo la pelea.

Para perder el miedo a pelear en el combate deportivo es visualizar como ganas a tu oponente, olvidarte del público, adoptar una expresión facial neutra, entrenar y combatir fuertemente, mantener el contacto visual con tu oponente, no hacer el fanfarrón, y no rendirse. La práctica del combate deportivo ayuda mucho.

Practicar deportes, artes marciales o combate de contacto ayuda a superar el miedo a la pelea. Su práctica ayuda a tener confianza en uno mismo, a lo que ayuda el entrenamiento.

Sentir miedo es algo normal, pero debemos evitar que el miedo nos paralice. El cuerpo se prepara para enfrentarnos al peligro, pero no podemos dejar que la reacción nos descontrole. Debemos respirar profundamente. Si previamente hemos entrenado en combate y preparado para este tipo de situaciones será más fácil.

Para mostrar seguridad en una pelea, relaja los músculos de la cara, no arrugues la frente, mantente erguido y no te encorves, tu voz ha de ser tranquila, respira despacio y profundo,  ponte en guardia y flexiona las rodillas, mira a los ojos de tu oponente mientras con la guardia defiendes el rostro, no reacciones a sus insultos o sus provocaciones, sólo pelea para defenderte, elude sus golpes, si es posible no le golpees, mejor empújale. La seguridad se incrementará si eres un buen practicante de artes marciales. Si la situación se torna verdaderamente peligrosa, no dudes en llamar a la Policía.

En realidad, más que de parecer, se trata de estar tranquilo y que no nos paralicen o sobrepasen los sentimientos de miedo, frustración, rabia o ira, aunque es muy difícil eliminarlos por completo. La meditación y la práctica de combate con sparring ayudan a conseguir esa preciada superación de sentimientos negativos.



Enfrentarse con la muerte

Como sabiamente dice el maestro Bruno Orozco los monjes y los guerreros se preparan para morir. Tener presente la muerte, como ocurre en el Budismo y en el Cristianismo, es algo bueno, porque además de prepararnos para ella, da valor y otorga sentido a nuestra vida.

No somos eternos y, aunque seamos de los animales que más vivimos, la vida humana es corta, si se compara a escala del Universo o incluso de la historia de la Tierra.

Morir significa detrás atrás nuestra vida, nuestros seres queridos, nuestras obras futuras. Y eso nos va a ocurrir a todos. Es una certeza, no una posibilidad. Y debemos pensar en ello, aunque nos resulte duro y desagradable.

No sabemos como, ni cuando nos vamos a morir, si sufriremos o no. Esta incertidumbre nos causa miedo. El miedo a morir debe transformarse en paz y serenidad. Esto es más sencillo si hemos vivido una vida virtuosa y bondadosa.

Una de las prácticas de los monjes budistas es aprender a morir. Para ellos todos los días reflexionan y piensan sobre su propia muerte. Los guerreros deben hacer lo mismo. La muerte va a a llegar y esta no debe ser en vano, sino que sea con un propósito elevado, como defender la vida de inocentes. Defender el bien siempre es bueno para la vida y la sociedad.

Un verdadero guerrero debe prepararse para morir, para entregar la vida con un ideal. Lo mismo que aprende a matar, aprende a morir, pero la verdadera vía marcial es primero aprender a morir, y luego aprender a matar. Cuando al aprender a morir, aprende a apreciar su propia vida, también aprende a valorar la vida de los demás, y a no quitarla si no es rigurosamente necesario.

Como afirma el maestro Bruno Orozco en el siguiente vídeo, un verdadero guerrero está preparado para morir por sus creencias, por sus principios, por sus valores, que en un aspecto más profundo y virtuoso es morir por el bien, por la bondad, por la compasión, por la justicia, por el honor y por la dignidad.



Ejercicios y explicación

Toda la práctica del karate prepara para el combate real. Esta práctica tiene tres grandes núcleos: el kumite, el kihon, y el kata.

Como ejercicios de esta clase puede valer la práctica de kumite, de las técnicas o del kata. En este caso practicaríamos las técnicas que consideraríamos más efectivas en nuestro caso, entendiendo como efectivas, además de las que ejecutamos mejor, las que realmente serían más efectivas en un combate real.


Meditación

Se inicia con la indicación Mokuso y finaliza con Mokuso yame.



Saludo

Saludamos tres veces, inclinando y diciendo oss, al Gran Maestro, al Maestro y a los compañeros.

Gracias. Pueden retirarse.


¡Nos vemos en la próxima clase!

Comentarios