Clase 6 de preparación física para las artes marciales: Las grasas

Bioquímicamente se conocen como lípidos. Son alimentos energéticos de más valor que los hidratos de carbono, ya que 100 gr de grasas proporcionan 1.000 calorías.

Hay que distinguir entre las grasas sólidas, como la manteca y la mantequilla, y las líquidas como los aceites. También hay que distinguir entre las grasas saturadas, como la mantequilla y embutidos, y las insaturadas, como las nueces y las grasas de los pescados.

Hace tiempo tenían una connotación negativa, discutiéndose incluso sobre su supuesta utilidad. Hoy se sabe que poseen numerosas funciones como precursores en la síntesis de distintas hormonas, síntesis de fosfolípidos de la la membrana celular, participación en rutas metabólicas de las vitaminas liposolubles, además de servir en su transporte y ayudar a la absorción en el intestino. Además colaboran para el mantenimiento de una piel saludable.

Pero su exceso favorece el sobrepeso y la obesidad. El consumo de ácidos grasos trans y el exceso de grasa saturada provocan un aumento de colesterol en sangre, desarrollo de ateroesclerosis e incrementan el riesgo de enfermedad cardiovascular. Más que la cantidad de grasas, lo importante es la calidad de estas.

Algunas de las grasas más comunes son las siguientes:

Manteca de cerdo. Se obtiene de los tejidos que rodean el estómago y riñones del animal. Se llama sebo si se extrae del ganado vacuno, en vez del porcino. No es recomendable su ingestión. Es un tipo de grasa saturada que aumenta el colesterol en sangre.

Mantequilla. Es la parte grasa de la leche y es muy rica en vitamina A y D, pero es mejor sustituirla por margarina, y mejor si va enriquecida con vitaminas. La mantequilla es rica en grasas trans, mientras que la margarina, apenas las contiene, por la mejora del proceso de producción.

Margarinas. Mediante un proceso de hidrogenación se convierten en grasas sólidas y tienen un agradable sabor. Posee un alto valor como alimento, por su gran contenido en grasas insaturadas y vitamina E, necesarias para el buen estado de las arterias y el corazón. Son muy digestivas.

Aceites. Los más utilizados en la alimentación occidental son los de oliva, girasol y soja. La diferencia entre ellos está, sobre todo, en la proporción de grasas saturadas/insaturadas que contienen. Todos estos aceites contienen cantidades elevadas de vitamina E.

 El de oliva mejor se debe consumir sin refinar (virgen). Es preferible un aceite prensado en frío, ya que no se somete a más de 70 grados centígrados, conservando todas las propiedades biológicas que tenía en su forma original de fruto o semilla, ya que a partir de esta temperatura los aceites comienzan a perder sus cualidades.

Frutos oleaginosos. Las almendras, cacahuetes, avellanas, nueces, etc. son un medio excelente para asegurarnos el suministro de grasas que necesitamos, quizás mejor que otras materias grasas, que en el caso de los aceites, se pueden descomponer a causa de las altas temperaturas de la cocción y fritura. 


El consejo saludable

¿Cómo acabar con los kilos que sobran en la zona abdominal? El secreto es que no hay secreto, la solución es la de siempre dieta y ejercicio. Sin embargo, aparte de ello, hay una serie de trucos que pueden ayudar al propósito.

Estos trucos son los siguientes:

- Tomar té verde: acelera algo el metabolismo, lo que ayuda a adelgazar.

- Limitar el azúcar: ya que está demostrada su influencia en el incremento de grasa abdominal.

- Beber agua: es absolutamente necesaria para todas las funciones de nuestro organismo, por lo que si no le falta, mejor le irá, con lo que acumulará menos residuos.

- Lucha contra el estrés: está demostrada su perniciosa influencia en la obesidad. Tómate las cosas con calma, reserva un tiempo para descansar y para ti, duerme bien, y práctica meditación.  

- Estírate y haz ejercicio.

- Reserva ala comida con más calorías para la primera del día (almuerzo o desayuna) y la más ligera para la cena. Cenar verduritas es ideal, tienen pocas calorías y están exquisitas.