En el norte de la India existe una tradición de desarrollo de la consciencia llamada Shivaísmo de Cachemira. Los grandes maestros de este movimiento son llamados los siddhas, de los que se dice que han alcanzado el máximo desarrollo posible de la consciencia y se encuentran en la vivencia directa del Ser.
El objetivo final de la meditación Siddha es alcanzar el Ser. Para ello el meditador usa un instrumento vibracional interno que se denomina mantra.
Un mantra es una palabra o frase que al repetirse activa un proceso interno de enorme fuerza que ayuda a quien lo utiliza a vivir la experiencia del Ser.
El meditador Siddha se siente cómodamente y con los ojos cerrados, pronuncia el mantra, observando su surgimiento y desarrollo.
El mantra más usdo en esta técnica es:
Om Namah Shivaya
que quiere decir rindo respeto y admiración hacia mi propio Ser.
Otro mantra que se utiliza es:
So Ham
Según afirma Swami Muktananda, uno de los siddhas de este movimiento, se necesita la energía de un maestro para activar el proceso de experiencia del Ser por parte del discípulo. Esta energía que se transmite de maestro a alumno, la tradición Siddha la llama Shakti.
Otras prácticas de los meditadores siddhas son los cantos.
En términos prácticos, la meditación Siddha se puede realizar en períodos de veinte minutos, en los que el meditador enfoca su atención en la repetición de uno de los dos mantras mencionados.
El mantra tiene que aparecer espontáneamente en la mente del meditador y este únicamente estimula su aparición, observando su aparición y desarrollo interno.
En la meditación Siddha se concede la mayor importancia al Ser y su contacto por parte del meditador. El Ser es la esencia superior que habita en cada uno de nosotros y la base de la felicidad.
Shiva, el Ser se encuentra en todo, extendiéndose por todas la partes del Universo. Es materia en los objetos materiales y conciencia en los seres conscientes. Adopta tributos y a la vez carece de ellos. Juega en todas partes.
Un verdadero yogui no necesita retirarse a la soledad del bosque, ni tiene que forzar los ojos para que permanezcan cerrados, o suspender su respiración.
La meditación Siddha no acepta el dualismo, ni la división en categorías morales como bueno o malo, Según el Siddha nada perturba la unidad básica de todo.
El meditador debe poner todos sus sentidos en el único Ser y quedarse completamente absorto en Él. Debe meditar en Shiva siendo el mismo Uno en todos los pensamientos y objetos diferentes y perderse en esta meditación (Meditación Siddha por Swami Muktananda).
El estado al cual llega el meditador Siddha y el Siddha realizado es el de libertad total.
En conclusión, la meditación Siddha afirma que dentro de cada uno se encuentra el Ser o Shiva y al establecer contacto con Él reconozcamos nuestra verdadera identidad y alcanzamos la verdadera felicidad no dependiente de posesiones, estructuras o acuerdos.
Este Ser es el testigo de la mente, el verdadero Yo. La técnica de repetición de un mantra como Om Naman Shivaya es un medio para lograr el contacto con el Ser, nunca un fin en sí mismo. De hecho, el Siddha que ha alcanzado el Ser, no requiere de técnica alguna y comprende que el uso del mantra o aun la concentración en el testigo de la mente fueron medios a los que no deben apegarse. También comprende que el Ser siempre estuvo allí, pero que él no se daba cuenta de su presencia. Puesto que, según la meditación Siddha, el Ser o Shiva se encuentra en cualquier experiencia independientemente de su cualidad o características, el Siddha encuentra al Ser en todo y en todos.
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