Clase 3 de meditación: Observación de las sensaciones corporales


Paz estatua

Observación de las sensaciones corporales

La unidad lo implica todo, quiere decir que nada puede estar fuera de ella. El acceso a la unidad implica que en la conciencia debe estar todo contenido.

Si el sujeto medita a la fuente de su propia conciencia y se acerca a la energía responsable, esta energía atrae entre sí elementos aislados para unificarlos. Es la misma energía que produce la atracción entre sexos, puede ser similar al amor o al ying-yang.

Después del fortalecimiento de la atención mediante la concentración en la respiración, debemos observar nuestro propio cuerpo para lograr la unificación.

En el mismo lugar usado para la concentración en la respiración, el meditador se ha de sentar cómodamente, cerrar los ojos y durante algunos minutos fortalecer su atención observando sus movimientos respiratorio. Una vez logrado esto, debe concentrar su atención en la parte central y superior de su cráneo, en la superficie del mismo.

Estando atentos, debemos detectar toda sensación que aparezca de forma espontánea, no importando sus características. Puede ser cualquier sensación corporal, desde un cosquilleo, hormigueo, frío o calor. No debemos juzgar, ni analizar la sensación, simplemente ser conscientes de que la sentamos, la observamos y la aceptamos sin restricciones.

Una vez que hemos conseguido lo anterior, dirigimos nuestra atención a la parte superior de la cabeza. Sentimos, ya no sólo la parte central sino toda la superficie del cráneo. Luego observamos la sensación de la frente, de las zonas laterales de la cabeza y de la nuca. Más tarde sentimos las orejas, cejas, ojos, carrillos, nariz y boca. Sentimos los labios, dientes, paladar y lengua. Terminamos esta sensación corporal de la cabeza con la mandíbula inferior, cuello y garganta.

Llegados a este punto, conviene que el meditador realice su primer ejercicio de unificación, intentando sentir toda la cabeza de forma simultánea, sin perder u olvidar la sensación de todas las partes recorridas. Si no se observa la unidad de la cabeza, no debe ser motivo de preocupación.

Dirigir luego la atención a los hombros, luego a los brazos, bajando poco a poco hasta llegar a las manos y dedos. Luego sentir las axilas y la parte lateral del tronco. Luego nos vamos al pecho, bajamos al abdomen y luego al pubis.

Sentimos la nuca y vamos bajando por la espalda. Luego a los genitales, glúteos, ano. Sin analizar ninguna parte, ni hacer juicio de valor.

Después de los genitales, vamos a las sensaciones de las partes superiores de los muslos, bajamos a las rodillas, llegando a los dedos de los pies y a los dedos de los mismos.

Esta observación se ha de hacer de forma ecuánime, tranquila, sin hacer juicios, análisis intelectuales o valoraciones.

Una vez llegados al final, reiniciamos el recorrido corporal, pero en sentido contrario, desde los dedos de los pies a la parte más alta de la cabeza.

Llegando a la parte superior de la cabeza, el meditador ha recorrido dos veces todo su cuerpo. Desde la parte alta de la cabeza se va bajando hasta llegar a los pies.

Si existen zonas ciegas, en las que no percibimos sensaciones, reforzamos la atención en ellas hasta lograr activar cualquier sensación. Si esto no ocurre, seguimos el recorrido, y en la siguiente exploración volvemos a concentrar la atención en ese punto hasta activar una sensación.

La observación se va acelerando a medida que se adquiere destreza en la observación. Al final sólo hay observación, no hay ni rechazo, ni apego, al color y al placer. El acceso a la Unidad sólo es posible cuando no existe apego a ningún elemento o nivel.

La conciencia y el cerebro humano son capaces de tener acceso a cualquier nivel celular de su propio cuerpo, además de su unidad corporal. El acceso a esta unidad corporal se consigue a través de este procedimiento descrito en el que el observador unifica unifica en su acto todos los elementos que comprueba.

Adquiriendo destreza, el recorrido de la cabeza a los pies se realiza en el lapso entre una inhalación y una exhalación. A través de la observación del cuerpo como una unidad la conciencia individual tiene acceso a su unidad corporal.

Esta técnica es muy antigua. Aparece en el discurso de Buda llamado Satipatthana, en el que para algunas personas es el origen del mindfullness o despertar de la conciencia plena.

Actualmente, esta técnica se practica en Birmania, siendo un tipo particular de meditación Vipassana. Uno de sus más famosos maestros es el maestro Goenka.



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